El término "alienación" (sinónimo de enajenación) procede del latín "alienus", (etimológicamente, ajeno, que pertenece a otro). El término se aplicaba originalmente a las transacciones económicas en las que tenía el significado de vender o regalar algo a otra persona.
En filosofía, el término fue utilizado por Feuerbach en su obra "La esencia del cristianismo" para explicar el fenómeno religioso como algo que supone para el ser humano la pérdida de sí mismo, la renuncia a su propia naturaleza en favor de la de un ser ajeno (Dios).
Hegel y sus seguidores lo utilizaron con el significado de "extrañamiento", "distanciamiento", para indicar el alejamiento del sujeto respecto a sí mismo en la dialéctica de la objetivación.
Para Marx la alienación supone la pérdida de sí mismo y la conversión en objeto (cosificación), en mercancía, y se da fundamentalmente en el trabajo, ya que el trabajo asalariado, en la sociedad capitalista, es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser. "En su trabajo, dice Marx, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo, arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo, fuera de sí." Además de la alienación del trabajo, Marx se refiere a otras formas de alienación, como la alienación social, política, religiosa y filosófica.
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